Excursión a lagos y montañas desde Zúrich

Lanzarte al agua desde un pantalán haciendo una voltereta en el aire es una de las experiencias que menos esperas vivir en un viaje a Suiza, y lo cierto es que en Zúrich no va a ser por falta de aguas donde practicar tus dotes de salto olímpico. Y es que hablar de Zúrich es hablar de un destino perfecto para conocer una de las ciudades más lujosas del mundo, pero también para pegarse una inolvidable escapada campera en la que respirar a pleno pulmón entre aguas tranquilas y montañas donde podrás poner a prueba tu envidiable forma física.

Suiza es uno de los países con más alto nivel de vida del mundo, y Zúrich es un claro ejemplo del lujoso estilo de vida que podrás apreciar en cada rincón, desde las tiendas de primeras marcas hasta los edificios de altísimo valor arquitectónico. Aun así, no necesitarás gastar una fortuna para conocer la ciudad. Por su reducido tamaño, es muy abarcable en un solo día, pudiendo desplazarte en bicicletas de alquiler con toda tranquilidad. Como muchas otras ciudades, el contraste en Zúrich viene de la división en dos partes, la antigua y la moderna o financiera. Ambas merecen dedicarle un buen paseo antes de tomar rumbo a las orillas tranquilas del lago de Zúrich, bañador en ristre.

Porque una vez conocida la ciudad, llega el turno de tomar rumbo a las afueras para un día de desconexión en plena naturaleza. El Lago de Zúrich -conocido como Zürichsee– se extiende de este a oeste y está rodeado de distintas zonas residenciales donde la tranquilidad es la norma imperante. A orillas del lago se suceden numerosos puntos de recreo adaptados para darse un chapuzón, con pantalanes y casetas flotantes con trampolines desde los que lanzarse a las aguas frescas del lago, el entorno perfecto para disfrutar de la experiencia de bañarse entre montañas.

Por último y para vivir en persona el descenso de la montaña a toda velocidad, no hay mejor plan que visitar el tobogán Floomzer (abierto de 10h a 12h de la mañana), una atracción sin nada que envidiar a la mejor montaña rusa en la que hayas montado, con loops de verdadero vértigo y curvas a toda velocidad. Desde la cima, antes de la bajada, podrás además disfrutar de una aperitivo antes de lanzarte pendiente abajo con un desnivel de 250 metros de punto a punto. El broche perfecto para un día de día de ciudad, chapuzones y montañas.

Foto | Alejandro Ramirez