Lo bueno de marcarte un viaje espontáneo a la Costa Azul es que, caigas donde caigas, el buen clima a lo largo prácticamente de todo el año y la buena vida que se estila por allí te acabarán calando hasta lo más hondo. Cannes, Saint-Tropez, Niza son muy recomendables opciones…o si no sabes por dónde empezar, hazlo por Marsella, una joya mediterránea en la que te lo vas a pasar pipa.
Y no pienses que Marsella es un pequeño pueblecito con poca acción a la que agarrarse: es la segunda ciudad de Francia en habitantes, solamente superada por la capital. La ciudad cuenta por lo tanto con un montón de atractivos, y oferta recreativa de sobra para una escapada larga en la que visitar, admirar y dejarse llevar por la marcha y el ambiente que se respira en cada esquina.
Y uno de los barrios que no te puedes perder es el de Le Panier, emplazado en pleno corazón histórico de la ciudad. Es, de hecho, el barrio más antiguo de Marsella, en el que resulta impepinable perderse entre sus estrechos callejones empleando las fachadas decoradas con arte urbano como una guía para volver al punto de partida.
Le Panier es, por decirlo así, donde se concentran toda la movida y el ambiente en Marsella, renovándose al ritmo que marcan las nuevas tendencias y las corrientes creativas en la ciudad. Es la zona hípster por excelencia que te recordará a barrios como Malasaña en Madrid, la calle Aiolou en Atenas o Friedrichshain en Berlín.
En Le Panier no te costará encontrarte rodeado de galerías de arte, tiendas de ropa vintage de segunda mano, restaurantes y terrazas de todo tipo, siempre envueltos por el toque de color que le dan los graffitis de arte urbano a sus edificios. El aire entre encantador y decadente que desprenden es uno de los aspectos más memorables de este popular barrio.
Bien para disfrutar de uno de los barrios más auténticos en toda Francia, para callejear entre vistosos murales o simplemente disfrutar de la magia del arte urbano, Marsella te está esperando en tus próximas vacaciones.
Foto | Ringo 13013
