Se trata de la isla más salvaje de todas las Islas Canarias, una isla que no hace prisioneros cuando llega el momento de dejar sin habla a quienes se animan a descubrir sus tan bien conservados secretos naturales. Nos estamos refiriendo a Fuerteventura, una isla indómita que aguanta con su firme personalidad las envestidas de las mareas del Atlántico así pasen los años.
Imagínate una playa tan extensa que no eres capaz de divisar dónde está su final, un manto de arena tan ancho como un campo de fútbol y una sucesión de grandes y escarpadas montañas que le dan un aspecto más colosal todavía a la estampa. Por un momento no sabrás si se trata del fondo de escritorio de tu ordenador o si realmente estás en uno de esos lugares que la civilización decidió dejar tal como estaban para no enfadar a los cuatro elementos de la madre naturaleza: tierra, agua, fuego y aire.
Y de estos cuatro elementos, las playas de Fuerteventura recogen muy bien la suma de todos ellos. No en vano, si por algo se conoce a esta isla es por su origen volcánico, además de sus playas, extensas, inagotables, inmensas y perfectas para quienes aprovechan los fuertes vientos que propician la práctica del deporte estrella en estas latitudes: el surf. Grandes extensiones a cielo abierto y una larga carretera avanzando como único elemento disruptivo en el paisaje reflejan otra estampa crucial en Fuerteventura. No hay distracciones más allá del propio paisaje volcánico y la ausencia de elementos que perturben su armonía natural.
Si comienzas tu escapada a Fuerteventura por el norte, las Playas de Corralejo son el punto de referencia. Están emplazadas, además, junto el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, uno de los atractivos naturales de la isla que no puedes dejar de visitar. ¿Qué encontrarás en este rincón alejado del mundo? Infinitas e impresionantes dunas sobre las que caminar con la sensación de estar inmensos en un enorme desierto arenoso.
Aún en la zona norte de la isla, puedes visitar curiosidades naturales como la playa Popcorn Beach. Aunque cueste creerlo, en lugar de arena encontrarás formaciones procedentes de las algas calcáreas con aspecto de palomitas de maíz. O también puedes optar por darte un baño en las tranquilas aguas de la Playa de la Concha, no mucho más al sur de la isla.
Aparte de playas, el norte de Fuerteventura tiene peculiares pueblecitos en los que asomarse a echar un vistazo, como es el caso de Majanicho. Se trata de un diminuto pueblo de pescadores cuyo principal atractivo es la sensación de haberse parado en el tiempo, sin prácticamente más que la tranquilidad de sus aguas y unas casitas bajas descansando sobre la arena.
¿Serás tú el siguiente en asumir el reto de conquistar la indomable isla de Fuerteventura? Reserva ya tus vuelos y da buena cuenta de sus maravillas naturales.
Foto: Iciokka