
Basilea es una ciudad suiza que se caracteriza por su alto nivel de vida, lo que no significa que no cuente con interesantes rincones donde comer bueno y barato.
En primer lugar existe, por ejemplo, la opción siempre divertida de acudir al color (y buenos precios) de sus mercados. Uno de los más conocidos es el Matthäusmarkt; ubicado en el corazón de la «Pequeña Basilea«, ocupando la interesante Feldbergstrasse, es por méritos propios uno de los puntos de encuentro más concurridos del barrio. En sus rincones y puestos abundan los productos caseros que hacen las delicias de todos. ¿Su única pega? Que abre solo los sábados, de 8 a 14h.
Otro de los mercadillos más conocidos de Basilea es el Barfüsserplatz, que abre de 7 a 19 horas todos los segundos y cuartos miércoles del mes, y que constituye todo un espectáculo.
Y hablando de cosas ricas que se comen en Basilea, ¿quién no conoce el «Läckerli», la especialidad dulce más célebre de la ciudad suiza que nos ocupa? Consiste en un pan de jengibre hecho a base de harina de trigo, miel, fruta confitada y frutos secos. Son muchos los rincones de Basilea donde se puede degustar esta golosina tan típica, aunque quizá el establecimiento más conocido, el más emblemático, sea «Läckerli-Huus» (literalmente, la casa de golosinas), toda una institución en cuanto a dulces se refiere. Existen varias sucursales repartidas por la ciudad, así que es fácil pecar.
Otro rincón para comer en Basilea son las cinco terrazas situadas en la margen derecha del Rin. Durante los meses de verano, ofrecen bebidas frías y pequeñas raciones de exquisitas especialidades, por lo que no es de extrañar que se trate de uno de los lugares preferidos por los jóvenes para pasar el rato. Flora Buvette es una de esas terrazas populares y con estilo, bañadas por el sol, donde apetece sentarse con los amigos a tomar una bebida fría y algo de picar.
Sea cual sea la elección, para comer barato en Basilea siempre queda la práctica opción de pedir un «menú del día», que suele constar de un entrante, normalmente una deliciosa sopa o una equilibrada ensalada, seguido de un plato principal. Así podremos ahorrar para gastarlo descubriendo Basilea, la ciudad universitaria más antigua de Suiza.
Foto | Michael Springmann