De caprichos chocolateros en Gante

Hasta una quinta parte de la población residente en Gante (Bélgica) corresponde a estudiantes viviendo a tope la experiencia de sus vidas, motivo más que suficiente para marcarnos una escapada rápida desde Bruselas con la excusa de tenerla demasiado a mano como para perdérnosla. Pero aunque su ambiente festivo es sin duda uno de los aspectos que hacen de Gante una excursión perfecta (está a no más de 50km de la capital belga), no es ni mucho menos el único aliciente para darse el paseo hasta allí: Gante es conocido también por su histórica tradición chocolatera, un detalle que a más de uno hará perder la cabeza por visitar la ciudad.

Y es que el comercio del cacao en esta región se remonta al siglo XVII (allá por el año 1635), habiendo hecho del chocolate una de sus grandes ofertas gastronómicas desde entonces. Es por esto que Gante está completamente plagada de chocolaterías, ninguna mejor que otra sino todas para caerse de espaldas bocado a bocado. Empezando por las tiendas de chocolate artesanal, una visita obligada donde además de cubrir el cupo de regalos para tus colegas y familiares, podrás hacer acopio de recursos energéticos para (al menos) un par de semanas.

Para que vayas a tiro hecho, te recomendamos una chocolatería especialmente mencionada por todo aquel que ha tenido la suerte de parar por Gante: la tienda Van Hoorebeke, un negocio chocolatero familiar donde padre e hijo se dedican en cuerpo y alma a la producción de los chocolates más exquisitos de toda la zona: pralinés, bombones, trufas y cualquier otra delicia directamente desde su obrador hasta tus papilas gustativas.

Otros locales destacados son Chocolato (toda una experiencia inmersiva en el mundo del chocolate) y Leónidas Café, cuya marca es una de las de mayor prestigio chocolatero en todo Flandes. En Gante encontrarás, además de las propias chocolaterías, talleres artesanales para aprender a degustar un buen chocolate, cafeterías y locales especializados en chocolates de todas las variedades y formas. Y ojo, que como te descuides, vuelves hecho una eminencia en artesanía chocolatera.

Foto | Marc Dupuy