Lisboa. Única por motivos infinitos, de los cuales la fiesta no es una excepción. La vida nocturna de la capital de Portugal tiene fama de ser una de las más largas y palpitantes de Europa y nunca arranca, como manda la tradición de los lisboetas, antes de las 21 horas (momento de calentar motores con la cena).
Para zonas de marcha (y baratas) en Lisboa, las del Bairro Alto y su vecino Chiado. Hablamos del centro de la urbe, por tanto, de un suculento ahorro en gastos como coche o taxi. Antaño, era la parte de la ciudad en la que se reunían conocidos escritores portugueses de finales del siglo XIX y principios del XX. Hoy, es el rincón con más carácter del ocio nocturno lisboeta. En constante transformación, el “barrio” (como lo denominan con cariño sus residentes) se ha convertido en una de las zonas de Lisboa con un mayor número de bares y calles estrechas a las que les sobra ambiente joven. Abarrotadas cada noche y en su máximo apogeo los viernes y sábados, tanto la cantidad de locales como la gran diversidad de sus clientes convierten al Bairro Alto en un lugar agradable y perfecto para salir por Lisboa, salpicado de bares pequeños e informales. Todo el mundo es bienvenido, especialmente los jóvenes en busca de discotecas para bailar, divertirse con los amigos y brindar con la bebida típica del Bairro Alto: la “prethina” (cerveza negra). Este espíritu camaleónico se extiende por los barrios de los alrededores, véase Bica o Príncipe Real.
Si el poeta Fernando Pessoa levantara la cabeza, sin duda se uniría a la fiesta del barrio que lo vio nacer.
Foto| Marita Acosta