
En Colombia, a poco más de una hora desde la ciudad de Bogotá, un mundo subterráneo se abre hueco entre las rocosas profundidades oculto tras siglos de sigilosa actividad minera. Se trata de la Mina de sal de Nemocón, uno de los paisajes más sorprendentes en las profundidades de la tierra que tienes que aventurarte a visitar.
Salimos en tren desde la Estación de la Sabana, situada en la zona norte de la ciudad. Atravesando campos abiertos y bosques circularemos escuchando poco más que la sonoridad de las vías hasta llegar, unos setenta kilómetros después, hasta Nemocón. Una pausa breve y dos horas a nuestra entera disposición para completar la visita turística a su famosa mina de sal.
La visita a la mina de sal es un espectáculo visual de principio a fin, comenzando por la entrada angosta en la cámara principal de la mina, con más de treinta metros de altura para quitarle el hipo a cualquiera. En este punto se hace una primera parada donde el reflejo del techo sobre las balsas de agua que hay a los lados crean un efecto increíble para la vista. El espectáculo de luces y sombras da comienzo en el oscuro mundo bajo tierra.
Caminando tierra adentro por las galerías de la mina llegaremos a dos paradas ineludibles: la capilla de la Virgen del Carmen, iluminada de azul cobalto y situada junto a una enorme esfera de sal de 1.300 kilos representando el mundo. O más sorprendente aún, el Corazón de Nemocón, un enorme corazón tallado en cristal de sal que se ilumina en color rojo en la llamada Cámara del pálpito. Mientras tantos, las formaciones de estalactitas y estalagmitas de sal se lucen retando a la gravedad al adoptar las formas más caprichosas al paso de los visitantes.
Y para darle un toque de lo más realista a esta sorprendente mina-museo, irás encontrando recreaciones de personajes en situaciones cotidianas de la vida en la mina. Todo para hacer de tu visita a la Mina de sal de Nemocón junto a Bogotá una experiencia inolvidable.
Foto: John Guerra