Embrujo granadino en el Paseo de los Tristes

Dicen que el embrujo que se siente en el Paseo de los Tristes hace que quieras dedicarle hasta toda una mañana a una visita que podrías cubrir en cosa de una hora. Y es que el tiempo parece detenerse en este mágico punto dentro de la ciudad de Granada, uno de los hervideros más activos y concurridos de toda la ciudad entre los siglos XVI y XIX que ahora es el lugar perfecto en el que dejarse asombrar con la historia que cuenta todo lo que lo rodea.

El Paseo de los Tristes es para muchos la calle más hermosa del mundo, con su paseo empedrado situado bajo la impresionante muralla que encierra a la Alhambra y el conjunto histórico del que ésta forma parte siglo tras siglo. Será por el río Darro que bordea el paseo, será por la espectacular visión de la arquitectura granadina o será por la multitud de bares y restaurantes en los que disfrutar de las tapas con mayor reconocimiento en todo el país (por algo dirán que con una sola tapa en Granada has comido en condiciones), pero el sitio merece muchísimo la pena una visita.

Que su triste nombre no te haga temblar el pulso al tomarte un aperitivo en cualquiera de la multitud de terrazas en las que podrás disfrutar del sabor de la buena vida. El Paseo de los Tristes (situado a continuación de la Carrera del Darro) debe precisamente su nombre a los cortejos fúnebres que frecuentaban esta calle de camino al cementerio, donde la mayor parte del cortejo despedía a sus difuntos. Por lo demás, todo es belleza y asombro en este colorido remanso de pazo en la ciudad de Granada.

El Paseo de los Tristes es el lugar perfecto para hacer una parada de media mañana para refrescar la garganta a ritmo de una cerveza local, pedir algo de picar y continuar un paseo de ensueño hacia el Albaicín y el Sacromonte (famoso éste último por sus antiguas cuevas), ambos barrios Patrimonio de la Humanidad y cuya visita es igualmente obligada en Granada.

Foto | David van der Mark