Como si fuera otro planeta situado entre las montañas terráqueas, en uno de los entornos naturales más increíbles del mundo, se encuentra uno de los secretos mejor valorados por quienes se animan a descubrir la otra cara de México. Y esta vez no hablamos de sus playas, del sol en el cielo despejado y de los margaritas de fresa o sandía, sino de uno de los espacios ecoturísticos más sorprendentes del mundo.
Se trata de la maravilla natural de Hierve el Agua, en la región de Oaxaca. Una región conocida por la enorme variedad de culturas que impregnan el ambiente en cada uno de sus rincones, y que lo hace ser uno de los estados más representativos de la auténtica esencia de México.
Pero cuando hablamos de Hierve el Agua, todo lo que puedas haber imaginado sobre México quedará momentáneamente eclipsado por su espectacular encanto natural. Para darte más pistas, son especialmente conocidas como sus cascadas petrificadas que le dan a este espacio un aspecto tan fuera de lugar.
¿Cascadas petrificadas? Dicho de otra forma, cascadas que, si bien en otro entorno natural repartirían corrientes de agua a diestro y siniestro, en Hierve el Agua son una impresionante fotografía petrificada del «agua» cayendo más de doscientos metros de altura.
Pero lo más divertido de todo en esta visita está en ponerse el bañador y disfrutar de los manantiales que se encuentran junto a la cascada petrificada, en unas pozas naturales que hacen las veces de balneario natural. Su buena temperatura junto con el buen clima hace posible darse un buen chapuzón para refrescar el día.
Para conocer Hierve el Agua puedes contratar cualquiera de las visitas que salen a diario desde Oaxaca de Juárez, además de poder asomarte a conocer el recinto arqueológico de Mitla, conocido por sus construcciones decorativas con mosaicos de grecas.
Mucho para ver y conocer en México, así que cuando quieras nos os ponemos el bañador y nos damos un espectacular baño entre cascadas petrificadas. Reserva tus vuelos con Iberia y no te pierdas una experiencia única en el mundo.
Foto: Christopher W. Adach