(Suenan villancicos de fondo).
Lo de “a casa por Navidad” ya no se lleva. En esas fechas tan señaladas es cuando padres, hermanos y amigos, por eso de que estáis estudiando fuera, encuentran la excusa perfecta para deleitaros con su presencia. Así, a Erasmus, becarios y demás escolares y universitarios os toca recibir las esperadas visitas de vuestros familiares. Y Nueva York no es precisamente una excepción, ¡más bien todo lo contrario! Así que déjate mimar y acompañar unos días.
Aunque los posibles planes navideños en familia son infinitos, dejadnos que os propongamos vivir Nueva York a través de dos de sus irrepetibles experiencias, que son:
Rockefeller Center (5 Ave. entre 49 & 50 St.). Esta plaza de postal es famosa por su impresionante árbol de navidad, así como por su concurrida pista de patinaje, la más conocida de Nueva York. Patinemos o no, sin duda vale la pena detenerse un tiempo en este rincón del Midtown neoyorquino. Solo así podremos experimentar la vertiginosa sensación de ver sobre nuestras cabezas un coloso como el Top of the Rocks, observatorio que mira de frente al Empire State Building (ambas, visitas obligadas).
La Avenida Broadway y la Séptima Avenida. A unas manzanas del Rockefeller Center se encuentra el rincón más luminoso de Nueva York. Si Madrid tiene la Puerta del Sol, La Gran Manzana cuenta con Times Square, la zona urbana de Estados Unidos que ha aparecido en un mayor número de películas y programas de televisión.
Desde que 1907 viera nacer la tradición, lo de pasar fin de año en Times Square es casi un mito. La fiesta arranca a las 5 de la tarde del 31 de diciembre, aunque su momento culminante llega con la medianoche. Es entonces cuando baja la bola de la popular plaza y la gente allí congregada la acompaña con una cuenta atrás colectiva y que pone los pelos de punta. La emoción se respira en el aire y la atmósfera no puede ser más festiva.
¿Verdad que lo de estudiar en Nueva York son todo ventajas? Abriga bien a los tuyos y sal a enseñarles la que es tu ciudad de acogida, una de las capitales más emocionantes del mundo.
Foto| Stuart Moreton