Si estás pensando en un destino fácil de ver, asequible para pocos días y con todo el estilazo de las capitales europeas, Ámsterdam es sin duda el destino en el que tienes que poner el objetivo en tu próxima escapada. Bien se trate del próximo fin de semana o puente, haz girar el globo terráqueo y apáñatelas con disimulo para hacerlo detenerse en los Países Bajos, cuna del increíble Van Gogh, las bicicletas y los Coffee shops.
Ámsterdam es una ciudad para sentirse como en casa. El medio de transporte por excelencia es la bicicleta, así que prepárate para darle a los pedales para acudir a donde quiera que vayas. El centro histórico de la ciudad (la zona de los canales, donde te moverás prácticamente todo el tiempo) está concebida para la circulación en este medio de transporte, con carriles adaptados en todo momento. Eso si, el ritmo bicicletero puede llegar a resultar frenético en las horas punta, por lo que te recomendamos poner todos los medios a tu alcance para evitar algún que otro adelantamiento sorpresa. Una buena idea es alquilar tu propia bicicleta (te costará unos 14 euros por día con seguro de robo) en cualquiera del montón de tiendas especializadas que encontrarás fácilmente.
Y estando completamente rodeado por canales, nuestra recomendación es que disfrutes de una vista panorámica diferente del centro histórico de Ámsterdam: desde una barcaza a motor que podrás alquilar en distintos puntos a lo largo de los propios canales. Estas embarcaciones tienen cabida para hasta siete personas (aproximadamente) y su conducción o manejo son realmente sencillos: palanca hacia delante para navegar al frente, palanca hacia atrás para lo contrario, volante para girar a izquierda y derecha.
Tendrás unas dos horas para recorrer los canales a tus anchas, tiempo suficiente para sorprenderte con las casas flotantes (las hay a lo largo de todos los canales) y de las casas de auténtico lujo que flanquean ambas riberas, muchas de éstas como auténticos palacios con más de dos siglos de antigüedad. Por último, recuerda no hacer demasiado ruido (aunque puedes llevar contigo un pequeño altavoz para darle ambiente al momento) y saludar alegremente a quienes mirarán con envidia tu paseo a motor por los canales.
Foto | Henning Klokkeråsen