
¿Acabas de aprobar el carnet de conducir y quieres empezar a sumarle kilómetros? Pues bienvenido a la isla de Sicilia, el destino perfecto para coger el coche y empezar a rodar sintiendo la brisa cálida del mar. Sicilia es, además, uno de los destinos mediterráneos con más recursos históricos, culturales y naturales entre los que dejarse llevar conduciendo sin mayor prisa que la que nos impongan los ritos propios del arte de viajar: pasear, visitar, curiosear, admirar, paladear…la lista es infinita, pero no hay que apresurarse, y mucho menos en un destino como Sicilia.
Catania, situada a los pies del Etna (el volcán activo mas grande de Europa) y patrimonio histórico de la humanidad desde el año 2002, es un punto de confluencia de culturas y civilizaciones tan diversas como las impuestas por normandos, bizantinos, árabes y españoles que han ido dejando su impronta en cada punto de esta histórica ciudad milenaria. Palermo, por su parte, conserva el encanto de una ciudad poco glamurosa en su apariencia pero cargada de vida gracias al espíritu siempre entusiasta de sus habitantes, amantes del día, de la noche y del (a veces) frenético ritmo que se respira en la ciudad.
Y al sur de la isla de Sicilia, una ineludible cita con la historia de la civilización; un viaje en el tiempo, en butacas de primera fila, para adentrarnos entre las viejas y ajadas páginas de aquellos libros de Historia que aún cogen polvo en nuestros altillos: Selinunte, uno de los enclaves arqueológicos más destacados del Mediterráneo.
Selinunte fue un importante centro comercial de la Magna Grecia que llegó a albergar a más de 25.000 habitantes allá por el siglo VII a.c., y en cuyo recinto arqueológico encontramos cuatro zonas diferenciadas que nos harán dimensionar la cultura griega a lo grande, en la descomunal medida de los vestigios derruidos que aún luchan por mantener su integridad: Los Templos Orientales, La Acrópolis, La Ciudad Antigua, y el santuario de Malophoros.
Las columnas gigantes, las estatuas erguidas con inmutable solemnidad o los aún apreciables mosaicos en las casas de los antiguos pobladores de Selinunte convierten este enclave en un punto de visita obligada en todo viaje a Sicilia que se precie.
Imagen | Dennis Darvis