
Aunque el barrio de Montmartre en París es conocido por los artistas que durante el siglo XIX vivieron allí, parece ser que esta jovencita parisina ha sido la culpable de enamorarnos de él. Su nombre, Amélie Poulain.
Para conocer los lugares donde Amélie vivía, trabajaba o compraba la fruta debemos empezar por la rue Lepic. La cafetería a la que iba cada día nuestra guía era nada más y nada menos que el Café Tabac des Deux Molins. Para realizar la película no se cambió ningún detalle, así que ya tenéis una idea de lo que os podéis encontrar en su interior. Bueno, quizás os falte el estanco de la señora Georgette porque es algo que el local retiró al anunciar que no le salía rentable.
La siguiente parada será la tienda de frutas Marché de la Butte del señor Collignon que se sitúa ascendiendo hasta la calle des Trois Frères. Todo en este barrio es cuesta arriba o cuesta abajo porque os estamos hablando de 130 metros de altura que supervisan la ciudad de la luz. De hecho, deberéis llegar a la cúspide de la Basílica del Sagrado Corazón para apreciar todo lo que París os puede mostrar. Un lugar donde también dejó huella la pequeña Poulain, ¿o es que no os acordáis del carrusel italiano ubicado a los pies de la misma? Ya sólo os queda acabar el recorrido lanzando piedras contra el agua en el Canal de Saint Martin, una forma de seguir disfrutando de los pequeños placeres de la vida.
Foto| Bokeh Burger