Una Grecia inesperada en el Peloponeso

Si nos guiamos por los destinos más populares en Grecia, aquellos que cualquier persona podría situar en el mapa fácilmente, seguramente pongamos el foco sobre Atenas y las islas del mar Egeo (Mykonos, Santorini, Creta…). ¿Y qué hay de todo lo que tiene este increíble país si nos atrevemos a mirar en otra dirección? Para romper un poco los esquemas, estas vacaciones cambiamos de rumbo y nos vamos de ruta ¡por el Peloponeso!

Eh, ¡que estamos hablando de la cuna de la civilización griega! El Peloponeso (al que también puedes llamar Morea, a la antigua) no es de ninguna manera ese plato de acompañamiento al que mirar de reojo sin muchas ganas de hincarle el diete. Al contrario, el Peloponeso es el delicioso postre de un viaje increíble por lo mejor de Grecia, ¿como podríamos decir que conocemos este increíble país si no llegamos a visitar su cara más sorprendente?

Para que te hagas una idea de su situación, el Peloponeso (una gran península del tamaño de Cerdeña) se encuentra a la izquierda de Atenas. Es decir, en sentido opuesto al de las conocidas islas griegas del Egeo. Y tiene mucho, mucho que ofrecer para pasar unos días en modo de disfrute total: historia, pueblos y playas de ensueño.

Si vas desde Atenas por carretera -lo más habitual-, la primera sorpresa te la vas a llevar cuando te toque atravesar el Canal de Corinto. Se trata de un altísimo corte vertical en la tierra gracias al que se unen los mares Jónico y Egeo, y es tan estrecho que algunos barcos parecen ir rozando las paredes laterales al atravesarlo de mar a mar. La para es técnica en este punto, lo justo para echar un vistazo hacia abajo y continuar con el viaje.

Ahora llegan los platos fuertes del Peloponeso, esos que habrás visto cientos de veces en documentales y libros de historia (ojo, otra cosa muy distinta es verlos en primera persona): se trata del yacimiento arqueológico de Micenas (con su archifamosa Puerta de los Leones) y del teatro de Epidauro, del siglo IV a. C. Y es que no hay nada como un viaje en el tiempo antes de continuar hacia la parte más desestresante de tu viaje por el Peloponeso: sus tranquilas playas de aguas de color turquesa.

Las playas están repartidas por toda la costa de la península, por lo que las opciones son infinitas. Por ejemplo, tienes la famosa playa de Voidokoilia (en la zona suroeste); o un poco más al sur tienes la isla de Elafonisos, una playa de arena fina con aguas poco profundas de color turquesa. Y después, todas las playas que vayas descubriendo sobre la marcha en tu camino.

Ahora que la pelota está en tu tejado, ¿volamos juntos hasta Atenas para dar el salto al Peloponeso?

Foto: Dreamy Photos