Ya te hemos hablado en otras ocasiones del paraíso que puedes encontrar en las Islas San Blas de Panamá, situadas en el Mar Caribe. Un remanso de paz tropical donde querer que el tiempo se detenga al menos durante unos meses.
Pero la magia no acaba aquí. Como todo buen país bañado por mares a ambos lados, en Panamá encontrarás un paraíso por partida doble, precisamente cuando unimos a las Islas San Blas el Archipiélago de las Perlas (situado en el Golfo de Panamá, o lo que es lo mismo, en el mismo Pacífico).
Se trata de un conjunto de casi cuarenta islas y multitud de pequeños islotes situados, como decíamos antes, en pleno Golfo de Panamá, a unos cincuenta kilómetros de tierra firme que es el istmo de Panamá. Y como ya podrás imaginar a estas alturas, se trata de un paraíso para echar raíces y dedicarse a dejar que el tiempo pase a golpe de cóctel tropical.
Aparte de contemplar el horizonte desde la tumbona, sombrero de paja en ristre y el billete de vuelta a casa bien lejos de la vista, hay muchas más actividades para divertirse en el Archipiélago de las Perlas. Para comenzar, es uno de los destinos mejor preparados para la práctica de cualquier tipo de deporte acuático, así que, si soñaste toda tu vida con bucear alrededor de corales y pececillos tropicales, este es tu destino.
Una de las islas más famosas es la llamada Isla Contadora, una de las más turísticas en la actualidad. Tiene numerosas playas -algunas a las que se llega en ferry desde Panamá – y todas son perfectas para relajarse bajo el sol hasta el atardecer.
También se practica la pesca deportiva, el avistamiento de ballenas jorobadas (entre julio y septiembre) y una larga lista de actividades para pasárselo pipa. Porque no solo de una sombrilla vive el hombre, en el Archipiélago de las Perlas hay prácticamente de todo lo que puedas imaginar para hacer.
Como ves, a Panamá no le falta paraíso por ningún costado. Así que si estás empezando a contemplar la idea de regalarte unas vacaciones para saltar de un paraíso a otro, Panamá es el destino en que poner la mirilla.
Foto | Larsen 9236
