Cómete La Habana desde un paladar

Si buscas un destino donde fundirte con el entorno desde el minuto uno y experimentar el auténtico sabor de la cultura caribeña, no hay otro mejor en el mundo que la isla de Cuba, y más concretamente, La Habana. Un lugar donde no resulta hacer el mínimo esfuerzo por contagiase con la buena onda que se respira en cada rincón de la ciudad, y donde sus puertas estarán más que abiertas para darte la bienvenida.

Y es que eso son precisamente los famosos paladares de La Habana: viviendas que abren las puertas de su cocina a todo aquel que quiera conocer la cultura cubana desde dentro, y más concretamente, desde su gastronomía. Porque en Cuba es tradición comer como lo hacen los cubanos: en casa, en un ambiente familiar, recogido y más que dispuesto a regalarte el recuerdo de una velada de las que no se olvidan fácilmente.

Comer en un paladar es parte de la experiencia de viajar a La Habana, y una estupenda alternativa a los restaurantes tradicionales. ¿Dónde vas a conseguir una mejor perspectiva sobre la historia y tradición de Cuba si no es conviviendo con sus propias gentes? Es por esto que comer en un paladar es una experiencia doble: por un lado, la de sentir en primicia toda la esencia de la cultura cubana; por el otro, disfrutar de la cocina tal y como se ha ido transmitiendo en cada familia de generación en generación.

Aunque la variedad es amplia, ve haciéndote a la idea de que por lo general, el cubano come de forma contundente: plátano macho frito, la archiconocida ropa vieja o los frijoles son algunos de los platos habituales que podrás encontrar en casi cualquier paladar. Encontrarás muchos paladares a lo largo y ancho de La Habana, por lo que lo más recomendable es dejarte llevar y que tu propio olfato viajero de indique la mejor opción.

Foto | Pedro Szekely