Cuando uno llega del aeropuerto, ya sea en coche o en bus, y se adentra en la ciudad por la carretera panorámica que discurre a lo largo de la bahía de Palma, la estructura original que ve al fondo y en lo alto corresponde a uno de los monumentos más singulares de Mallorca: el Castillo de Bellver.
Singular, no solo por su ubicación, sino sobre todo por su planta circular, única en el mundo. Esta joya del gótico es (y a nadie sorprende) uno de los puntos de interés más visitados del municipio de Palma, un destino muy popular entre los jóvenes, tanto para sus vacaciones (¡apuntad cuáles son las mejores playas de la isla!), como para sus viajes de estudio o Erasmus.
Cualquier día de la semana es bueno para visitar el Castillo de Bellver, aunque el truco si se quiere ahorrar es acudir en domingo, cuando la entrada es gratis. Atravesar el foso circundante y cruzar las enormes puertas de madera que dan acceso al recinto es como trasladarse a otra época, viajar a otro siglo o vivir una aventura. Una vez en el interior, el castillo alberga el interesante museo de la ciudad, tras el cual ninguna visita estaría completa sin el ascenso a las terrazas superiores, desde las que se disfruta de una de las mejores vistas sobre la bahía de Palma (se pueden tomar excelentes fotos panorámicas de la ciudad, del mar, del puerto y de los veleros).
En general, el Castillo de Bellver es un edificio vivo. En él se organizan, mes a mes, todo tipo de eventos, véase conciertos, jornadas de moda y diseño, visitas teatralizadas, etc. Uno de los mayores atractivos del Castell de Bellver, como lo llaman los residentes, es el bosque que lo rodea, en el que es imposible aburrirse. En Palma es costumbre ir al castillo a pasear, correr o montar en bici, pues el considerado pulmón verde de la ciudad es un lugar perfecto para la práctica del deporte. En general, el bosque de Bellver es un refugio de primera para pasar las horas, mañana y tarde, hacer un pícnic con los amigos o darse un paseo con la mascota.
De vuelta en el centro de la ciudad vale la pena saber que la terraza de Es Baluard (el museo de arte contemporáneo de Palma), en el bohemio barrio de Santa Catalina, es un buen lugar para hacerle fotos al siempre imprescindible Castillo de Bellver.
Foto | Cristian Bortes