El Valle de Arán es una de las joyas más preciadas en los Pirineos catalanes, con una infinidad de recursos y actividades para pasar unos días increíbles alrededor de la vida en la montaña. Y aunque la emoción está servida en casi cualquier rincón montañoso del valle, tal vez no haya nada como lo que te vamos a proponer en esta ocasión.
Pero sentemos primero las bases de un buen viaje al Valle de Arán. Y si bien es cierto que el esquí está en la cima de las actividades preferidas por quienes visitan este escarpado rincón del mundo, no es el único atractivo del valle: un montón de pequeños pueblos con todo el encanto que puedas imaginar, actividades de aventura a tutiplén y paisajes de vértigo son un añadido muy a tener en cuenta para unos días realmente completos.
Por ejemplo, pueblos como Vieha o Artíes son el punto de partida perfecto en los que sentar las bases para una incursión en las estaciones más animadas, como Baqueira o incluso Salardú. Si lo que quieres es disfrutar de unos días de esquí pasándolo bomba deslizándote por la nieve, cualquiera de estas dos opciones cumplirá más que de sobra con unas altas expectativas.
Pero como decíamos unas líneas atrás, no todo es esquí en el Valle de Arán, ni mucho menos. Se trata igualmente de un destino perfecto para quienes buscan formas diferentes de disfrutar de la montaña viviendo aventuras alejadas de las muchedumbres. Y aunque caminar por la nieve sobre raquetas es una buena experiencia, quienes llevan la velocidad en la sangre tal vez no vean saciadas sus ansias de acción.
Por suerte, el Valle de Arán reserva para ellos una actividad de lo más emocionante: dominar la montaña a lomos de una moto de nieve al mas puro estilo James Bond en misión especial en las nevadas montañas suizas. Eso sí, siempre se desarrolla en circuitos controlados y supervisados por un equipo de especialistas.
Una ruta que no querrás perderte consiste en salir en moto de nieve desde Pla de Beret (a pocos minutos de la estación de Baqueira) para conducir hasta el pueblo abandonado de Montgarri. La ruta supone un total de casi treinta kilómetros contra viento, nieve y todos los elementos necesarios para una aventura rebosando emoción por los cuatro costados.
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Foto: DMZ
