Un día de patinaje en el Parque del Buen Retiro (Madrid)

Si eres joven y tienes ganas de acción, la ciudad de Madrid tiene que estar sí o sí encabezando tu lista de destinos predilectos. Y si no es así es porque aún no sabes lo que la capital española tiene para ofrecerte: cañas de muy buen rollo por el día, tiendas por la tarde y eventos para aves de rezo nocturno cuando cae la noche. Una fuerte dosis de magia urbana con la que cada distrito hace único cada rincón de esta increíble ciudad.

Aparte, también hay tiempo en Madrid para otro tipo de actividades sin tener que abandonar el corazón urbano que tantas pasiones despierta. Y qué mejor entorno para esto que uno de los parques con más historia y personalidad de entre todos los que vas a encontrar en tus viajes: el Parque del Buen Retiro, un recinto natural con nada que envidiar al Tiergarten de Berlín y donde las opciones de entretenimiento y ocio parecen no acabarse nunca.

En esencia, el Retiro (conocido así popularmente) destaca por su enorme extensión de verdes jardines dominados a vista de pájaro por su famoso estanque de casi cuarenta mil metros cuadrados. Dimensión suficiente para acercarte al embarcadero y alquilar una barcaza con la que poner a prueba tus dotes de galeote vacacional, comerte unas pipas y avistar las carpas que habitan sus poco profundas aguas.

Pero lo mejor del Retiro viene dado por las amplias (y por lo general bien pavimentadas) vías que permiten circular alrededor de todo el parque. Son el lugar perfecto en el que lanzarte a patinar junto con los cientos de patinadores que pasean tranquilamente de un lado a otro, que juegan con los conos o que simplemente se dedican a perfeccionar todo tipo de virguerías bajo el cielo despejado de la capital.

En el lateral derecho del parque (aquel que corresponde con la Avenida de Menéndez Pelayo) encontrarás numerosas tiendas donde podrás alquilar el equipo al completo: patines, casco y protecciones. Después de unas vueltas dejándote llevar por el ritmo y la buena onda presente a tu alrededor, nada mejor para concluir (y celebrar) tu sesión deportiva que tomarte el aperitivo junto con una cervecita congelada en cualquiera de las terrazas del parque, que no son pocas.

Foto | Pawel L