Nueva York es una ciudad con dos perspectivas de viaje muy diferentes. La primera es la de vivirla desde la isla de Manhattan, experimentando de primera mano la cara más monumental de la ciudad: Wall Street, la Quinta Avenida, el Empire State Center o el Central Park entre muchas otras maravillas de esta descomunal ciudad de gigantes. En resumen, un viaje par contemplar todo aquello tantas veces habrás visto en películas de fama, dinero y éxito empresarial. Con tu alojamiento en pleno centro y todo muy a mano sin tener que moverse del sitio.
Ahora bien, existe otra cara de Nueva York si no más monumental, seguramente más cercana a la experiencia de vivir el auténtico estilo de vida neoyorquino: la de sus distritos periféricos, situados a no muchas paradas del centro de Manhattan pero que representan un cambio radical que merece la pena experimentar desde dentro. Y uno de estos distritos es Brooklyn, una gran muestra de la reciente evolución de estos barrios (anteriormente poco recomendables, allá por los años ochenta) para convertirse en las nuevas zonas residenciales de las familias de clase media para arriba.
Una vez en Brooklyn, los grandes rascacielos de Manhattan han dado paso a edificios adosados de no más de tres plantas, por lo que aún se respira el espíritu de la vida en las calles, que son un hervidero de tiendas, cafés y restaurantes, muchos de ellos los más de moda en la actualidad. Brooklyn es el distrito donde las nuevas tendencias se van asentando para, dicen algunos, enriquecer el barrio con el empujón económico que representan.
Y dentro de Brooklyn, una de las zonas más representativas de esta evolución es el barrio de Williamsburg, uno de los rincones con una mayor riqueza cultural a todos los niveles. ¿Qué es lo que hace de este barrio un punto de visita obligada en tu próximo viaje a Nueva York? Serán sus tientas vintage de productos de segunda mano (créenos cuando decimos que puedes salir a la última con unos pocos dólares de gasto), serán sus cafés o la escena artística y de música en vivo que se respira en casi cualquier esquina del barrio. Por no hablar de su propuesta gastronómica, donde la cervezas artesanales, vinos, quesos y todo tipo de productos para caerse de espaldas están a la orden del día.
Barbas hipsters, graffities y ambiente a todas horas hacen del barrio de Williamsburg una visita perfecta para vivir el espíritu de los barrios neoyorquinos más auténticos en la actualidad.
Foto | Jeff Gunn